los hombres son el problema; masculinidad tóxica;
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Masculinidad tóxica… ¿y luego?

Estimado lector, de antemano me disculpo si las letras de hoy te irritan, te incomodan o contradicen tus ideales; pero, tantas discusiones, debates, divisiones, muestras de enojo y disensiones han tenido tal impacto en mí que ya no puedo permanecer en silencio. Por tal motivo, hoy me permito expresar mi insignificante opinión, esperando que sirva para poco más que para regresar la paz a mi alma. En está ocasión, vamos a reflexionar sobre lo que es la masculinidad tóxica y, más importante, sobre lo que hay más allá de este nuevo concepto popular.

 

Índice de Contenido

El movimiento feminista

El movimiento feminista no es nuevo; hasta donde yo tengo conocimiento, el cuestionamiento sobre la masculinidad, los reclamos sobre los roles de genero desiguales y el intercambio de «panfletos» entre las posturas opositoras existe, cuando menos, desde finales del siglo XVI y seguramente es mucho más antiguo que eso. No obstante, es un movimiento que adquiere fuerza en diferentes lugares y momentos de la historia y hoy 9 de marzo del 2020 es momento en México.

Hoy 9 de marzo hay un paro entre las mujeres con el propósito de terminar con la violencia de género, un paro que consiste en hacer como si todas ellas hubieran desaparecido de un día a otro. También, con motivo del día de la mujer, el 8 de marzo nuestras congéneres realizaron una manifestación pacífica para conmemorar la lucha que desde hace siglos las mujeres de todo el mundo han venido realizando.

 

Es fácil señalar a los demás

Estás posturas, las acciones que se han tomado para expresarse y los ideales que cada quién defiende han creado un sin número de controversias, discusiones y disensiones, en una batalla campal de todos contra todos. Pero ¿por qué existen divisiones en la lucha por algo tan noble como la equidad de género? ¿qué está podrido en la sociedad que hay tanto odio y violencia? Cada quién podrá tener su respuesta, pero te comparto la mía: lo que está podrido, lo que está sucio, lo que necesita restauración es lo que hay en mi corazón.

Y es que nuestra capacidad para asignar culpas y responsabilidades de manera unilateral es impresionante: la culpa de la pobreza es del capitalismo, la culpa que México sea un país tercermundista es del gobierno, la culpa de los malos resultados en la escuela, es de los maestros, la culpa de la contaminación es de producción industrial, y así podríamos continuar; pero, honestamente, ¿qué parte tienes tú en cada uno de estos asuntos?

 

Las nuevas fuentes de información

En este sentido de responsabilidades unilaterales, es que resulta inmensamente obvio que el problema de la violencia en México contra las mujeres son los hombres violentos, el machismo opresor y la masculinidad tóxica; y cualquiera que piense lo contrario es porque es un machista opresor. Y como prueba de ello, tenemos basta evidencia y es que los videos se han convertido en los nuevos artículos científicos; la calidad del audio, la fluidez del discurso del interlocutor y su capacidad para enumerar datos y hechos sin sustento es la nueva metodología; las redes sociales, son las nuevas revistas de divulgación científica y el comité revisor, se compone de todos los sociólogos, analistas, historiadores, escritores y poetas de las redes sociales.

De hecho, esto tampoco es el problema, porque estoy convencido de que ningún hombre posee toda la verdad, pero tampoco puede estar completamente equivocado; así que no considero que se deba desestimar una información simplemente por su fuente. El problema, es que no tenemos el criterio, ni el tiempo, ni la formación para discriminar sobre toda la información que nos llega; y empezamos a formarnos una opinión fundamentada en información claramente tendenciosa, mal manejada, incompleta y sin sustento. Por ello, muchas veces somos incapaces de diferenciar entre la información chatarra y la información que realmente elimina la ignorancia.

 

El problema: la masculinidad tóxica

Bajo estos estándares, compartiré algo de la literatura que forma nuestros conceptos que hay sobre la masculinidad toxica:

 

Acá otro, que si bien defiende el punto de que los feminicidios son diferentes a los homicidios comunes, también deja claro que el problema somos los hombres:

"A LOS HOMBRES LOS MATAN MÁS"

Para más videos así encuéntrame en ig como @jessicafdzg / Comparte para hacer conciencia🙌🏼“A los hombres los matan más” como respuesta al tema de feminicidios en México solamente desvía la atención del problema y minimiza la gravedad de la situación de violencia machista en la que se encuentra nuestro país y el mundo en general.

Posted by Jessica Fernandez on Friday, February 28, 2020

 

Finalmente, dejo un artículo científico publicado por una revista sociológica de la universidad de New England… no, desafortunadamente no hay película ni se ha publicado esto en las prestigiosas páginas de Youtube, Facebook o Twitter, pero este artículo define a los hombres «como los individuos con los privilegios y derechos correspondientes con el género dominante».

 

El problema lo tienen claro, ¿y la solución?

Con toda la información que hay al respecto, una cosa es clara, los hombres junto con nuestra masculinidad tóxica somos el problema. Y a pesar del sentido de crítica de mis palabras, sí creo que lo hombres hemos ejercido mal nuestra masculinidad, pero ¿y luego? ¿en qué momento nos van a decir cómo se ejerce una masculinidad sana? ¿quién nos va a decir de qué depende nuestra identidad como hombres? ¿quién va a escribir una teoría sólida sobre la identidad del hombre y su ejercicio de forma responsable? Parece que muchos tienen claro el problema, pero ¿y la solución?

Como hombre con conductas pecaminosas, como alguien que reconoce parte del problema y que está dispuesto a hacer lo que puede para mejorar este mundo, propongo un modelo de masculinidad. Este modelo, no se basa en el poder ni en el dominio, no se basa en el egoísmo, no se basa en la violencia ni en el odio; es un modelo que no es producto de mi inteligencia ni de la de ningún hombre y que no es un modelo con privilegios para nadie: es el modelo de Cristo.

La solución es el modelo de Cristo

Propongo una masculinidad que considere a la mujer como «hueso de mis hueso y carne de mi carne» (Gn 2:23), como «una sola carne» junto con el varón (Gn 2:24); una masculinidad que tenga el decreto de «amad a las mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella» (Ef 5:25), un modelo que nos enseña «no reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza» (1 Tim 5:1-2), nos enseña que «cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» (Mt 5:28) y nos demanda «si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti» (Mt: 5:29). Este modelo nos dice «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo» (Flp 2:3) y nos demanda que «sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno» (Col 4:6). En resumen, un modelo cuyo principal principio social sea «amarás a tu prójimo como a ti mismo» y que nos enseña que “el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia más se goza de la verdad» (1 Cor 13: 4-6).

Para concluir, querido lector, quiero decirte que no basta con apuntar hacia el problema, que no es suficiente con decir que la masculinidad tóxica es la causa de la violencia; sino que, inspeccionando nuestro corazón y reconociendo lo que hay mal en él, podemos hacer un cambio verdadero al perseverar en el camino que Cristo nos ha mostrado y, así, trastornar a este mundo en una lucha contracorriente basada en el amor y el perdón. Por eso, el movimiento que te propongo no consiste en esperar cambios en los demás, consiste en cambiar tu mismo y ejercer una masculinidad de acuerdo con modelo de Cristo.

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